La aparición. Era famoso antes de debutar. Cuando los periodistas acudían en tropel a la cancha donde entrenaba Argentinos Juniors, su entrenador preguntaba: “¿Vienen a ver al fenómeno? Francis Cornejo, su descubridor en los “Cebollitas” —un equipo de jugadores nacidos en el ’60 que eran la sensación en la novena división argentina— empezó a pulir ese diamante en bruto hasta que llevó a la selección. Ya en esa época aparecía en los diarios, aunque la primera nota publicada en Clarín consignaba su apellido como “Caradona”. El 20 de octubre de 1976 debutó en una derrota ante Talleres (0-1) en el Campeonato Metropolitano. Ingresó con la camiseta número 16 por Rubén Aníbal Giacobetti y, de arranque, hizo una ‘huacha’. “Ese día toqué el cielo con las manos”, dijo el ‘Diez’ en su autobiografía. Un mes después, el 14 de noviembre, marcó a San Lorenzo sus dos primeros goles.
El ascenso. Cinco meses después de su debut en primera ya vestía la camiseta de la selección argentina gracias a Menotti. Quedó fuera por poco del Mundial del 78 y se desquitó ganando el Mundial Juvenil del 79. El 81 ya era campeón con Boca y un año después jugaba en el Barcelona, donde Goicoetxea le rompió el tobillo y Diego se vengó organizando una batalla campal. Ahí también conoció la noche y la cocaína, antes de trasladarse a Nápoles y conseguir los únicos ‘scudettos’ del Nápoli en su historia y convertirse en ídolo. También se llevó una Copa de Italia, una Supercopa y una Copa Uefa,
México 1986. Desde que Bilardo le ofreció la capitanía un día, mientras ambos trotaban en Barcelona, Diego asumió la tarea de llevar a Argentina al segundo título Mundial. Venía de fracasar en España 82 donde se le recordaba por unafalta criminal a Batista y quería su revancha. La tuvo: no solo llevó a Argentina a levantar la Copa, sino que fue el mejor del torneo y hasta cometió una afrenta que tuvo visos de reivindicación nacional para los albicelestes. Ante Inglaterra, en cuartos de final, hizo un tanto con la mano (“La mano de Dios”) y luego el mejor gol de la historia de los Mundiales.
Dopaje I. La derrota de 1-0 a manos de Alemania en la final de Italia 90 fue un golpe duro: no solo fue insultado en un país al que consideraba su segunda patria, sino que a partir de ahí se iniciaría su debacle. Tras su acercamiento a la cocaína durante su estancia en Barcelona, acabó dando positivo en una prueba antidopaje en Italia en 1991. Fue suspendido por 15 meses, investigado por supuesta relación con la mafia y luego detenido en su país por posesión de droga.
Dopaje II. Maradona había renacido en el fútbol jugando en Newell’s y se veía en su mejor forma de cara a Estados Unidos 94. Su intención era recuperar el título mundial para su país, pero no pudo: dio positivo por el uso de sustancias prohibidas tras el partido ante Nigeria. Él siempre diría que “le cortaron las piernas”, pues según su versión había ingerido Efedrina que contenía un medicamento quemagrasas. Volvió a Boca un año después pero volvió a fallar un control en 1997 tras un clásico contra River y decidió abandonar el fútbol para siempre.
La despedida. Sin embargo el adiós tardó bastante. Recién el 10 de noviembre de 2001, un Maradona gordo y con las rodillas gastadas apareció en la ‘Bombonera’ en un partido en que jugó Nolberto Solano. Ese fue el día en que lanzó el famoso discurso que concluyó con una frase de antología: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”.
Corazón roto. Maradona había pasado por una rehabilitación e Cuba apra su adicción a la cocaína el 2000. Cuatro años después pasó 10 días en cuidados intensivos con problemas respiratorios y de corazón. Pesaba más de 120 kilos, su corazón pareció decir basta y todo indicaba que su supervivencia dependía de ‘la mano de Dios’. Se recuperó hasta el 2007, cuando tuvo una hepatitis inducida por el alcohol. Sus familiares, desesperados, acudieron a la justicia para que lo ingresaran en un hospital neuropsiquiátrico donde compartió interminables días con enfermos que le decían mentiroso cuando se identificada como Diego Armando Maradona.
La albiceleste II. Maradona, como técnico, sólo había tenido dos breves pasos como técnico de Mandiyú y Racing en los 90 sin éxito alguno. Con esos pergaminos fue contratado como DT de una Argentina al borde del fracaso de las Eliminatorias el 4 de noviembre del 2008. Tras irregulares resultados, que incluyeron un 6-1 ante Bolivia en La Paz. Al final clasificó con la victoria ante Uruguay en el tristemente célebre partido en que acabó insultando a la prensa. Igual llegó a Sudáfrica, donde fue eliminado en cuartos ante Alemania. No le renovaron contrato y entró en guerra contra Grondona y Bilardo.
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